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Pedro Páramo y el relato kirchnerista
De la novela de Juan Rulfo se desprende un relato del cual
se puede trazar una analogía con el presente de nuestro país.
Para aquellos que
no lo leyeron, el libro narra la historia de Juan Preciado, quien inicia un
viaje en búsqueda de su desconocido padre, Pedro Páramo, por propio pedido de
su madre antes de morir.
Casi en forma paralela, la vida de Pedro Páramo es
descripta y junto a ella su tiranía ejercida sobre el pueblo de Comala. Cuando
Juan llega al lugar, ya sólo quedan ruinas y desolación y su progenitor ha
fallecido. La imagen de éste será construida a través de los
testimonios de los fantasmas de los habitantes que no abandonaron aún el mundo
de los mortales.
Similarmente, la realidad distorsionada que ve la presidenta
no es sino un ensamble de distintas voces que la acechan. Aquí, los espíritus
que divagaban en Olivos son el miedo, la incertidumbre, plasmados en el 18F,
las imputaciones a los funcionarios, entre otros. Lamentablemente, ella no
podrá restablecer la imagen completa del rompecabezas de la nación. En este caso,
el número reducido de aquellos que sí pueden contarle los vaivenes diarios del
país al parecer le llevan un cuento adaptado a su gusto y placer. En los últimos tiempos, Argentina se parece cada vez más a
ese Comala.
En un apartado de la novela, Rulfo escribe que se trata de un
pueblo que “ha perdido el paraíso. Sin redención y esperanza posible; sin ley,
sin justicia y sin perdón”. Paradójicamente, es la justicia como parte
importante de la república la que sangra por la herida y su recuperación y transparencia
es la encargada de conducirnos a ese pseudo-paraíso llamado democracia plena,
el que supuestamente disfrutamos pero, a juzgar por varios acontecimientos
aislados, está siendo contaminado.Y es que este gobierno en casi todos los ámbitos sembró una
visión única del presente cuyo argumento de se asemeja al mismo que aplicaba
Pedro: aquí sólo yo soy el poder.
Como resultado, la sociedad se está haciendo
oír y su crítica de la reacción del ejecutivo post-Nisman fue tomada como un
“golpe” directo a la institucionalidad. El fiscal se convierte en cierta forma
en la Susana San Juan de la novela. Ella fue el gran amor de Pedro pero, luego
de su muerte, él – lleno de rencor y dolor- juró vengarse de todos porque en
vez de guardar luto se encontraban de fiesta, “me cruzaré de brazos y Comala se
morirá de hambre.¿Cuál es el hambre que estamos padeciendo? ¿Hambre de
verdad? ¿Hambre de unión? ¿Hambre de justicia? Será que una gran parte de la
sociedad está de duelo y es ella la quiere que elijamos la alegría?Con una actitud semejante a la de Páramo, la presidente se
ha presentado estos días de manera desafiante, orgullosa y decidida a hablarles
sólo al sector de la población que pondera su administración.
A veces escuchar demasiado a los fantasmas es peligroso y
confunde hasta el punto de creer más en ellos que en una nación que – por
suerte – está más viva que nunca.
CECILIARUIZW
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