Cuando una niña se duerme debajo del puente, ahí, ante los ojos de ningún televidente, desaparece la niña, desaparecen sus sueños y desaparece un puente. Que se vuelve lecho. Cuando esa niña despierta a la sombra del techo que le puso la vida, escondida bajo la alfombra de muchísimos otros, quienes empezamos a desaparecer somos nosotros. Borrosamente, como perdido entre la gente que no busca gente, su ojito desviado espiaba un horizonte nublado que ningún oculista podía revisar, porque todavía faltaba que la fuéramos a buscar. Tan bella, tan cerquita de acá.
Ahí nos esperaba ella.
Y su mama....
...."Nos salva la dignidad y la solidaridad que mostró la comunidad, esa fuerza vecinal que logró meter a Maia en la agenda nacional. Y sí, ahora somos miles gritando en los atriles, que salgamos a su encuentro, que la patria justiciera, ¡que se pudran adentro, como se pudrían afuera! Tarde, para valientes.
Si el tipo tenía antecedentes y en especial si no tenía casa, ni corporación, los medios tendrán su sarasa y el "chakal" tendrá su prisión. Hasta sonarán serios, sus improperios, la morbovisión de los diarios y la sobreactuación de los funcionarios, porque al menos pagará uno esta vez.
Ahora, después habrá que transformar esta realidad, para no seguir siendo esta mierda de sociedad que las excluye y nos incluye, por más que nos pongamos a vociferar de manera vehemente, cuando sólo nos queda despertar, colectivamente. Maia nos estará mirando.
Y debajo del puente, otra niña nos estará esperando.
que triste
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