Martín Guzmán, en un claro arrebato emocional o tal vez trasnochado, dijo que la inflación bajará en el segundo semestre. Otro ministro de Alberto que se encuentra al borde de abandonar el barco
El extravío del rumbo económico por parte del Gobierno nacional quedó todavía más expuesto, luego de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, osara engañar a la sociedad argentina al decir liviano de cuerpo, que la inflación va a bajar en nuestro país. Y es que el titular de esa cartera debe pensar que con magia se solucionan las cosas, de lo contrario, no podría haber aventurado a decir una cosa semejante.
El ministro dijo que tenía programada la evolución del tipo de cambio, una tablita, ir bajando la devaluación para que esa devaluación sea el ancla de la coordinación de expectativas. Como hay rezagos en la economía, a medida que vas liberando actividades se van trasladando a los precios costos que estaban reprimidos. Sin embargo, estas cuestiones dichas así nomás suenan bien al oído desprevenido, pero ocultan la verdad.
Y es que el ministro puede programar lo que quiere, pero para converger a ese 1 y pico por ciento lo único que le queda es la represión en el sentido económico de la palabra. Las metas, los objetivos son dinámicos porque las cosas cambian. En ese sentido, lo que preocupa del ministro, del Banco Central, del presidente, no es lo que va a hacer. Sino cómo va a reaccionar cuando no le salga lo que va a hacer.
Esto se debe al hecho de que el problema central es que se tiene un mal programa y una función de reacción del Gobierno ante los desvíos de ese programa que van en sentido contrario de donde tienen que ir. En ese sentido, además, el ministro perdió credibilidad porque el programa económico lo delineó la vicepresidenta en diciembre, es por ello que no es relevante quién es el ministro de economía.
El otro coordinador de expectativas que podría haber sido el acuerdo con el Fondo tampoco lo tenemos a mano. Y es que hoy tenemos un mal programa y no hay un gobierno creíble. Es difícil que en ese contexto se coordinen expectativas. Para las mismas, es necesario basarse en una en una serie de datos. Hoy el dato que tiene la Argentina es que el año pasado tuvo un déficit fiscal de 9 puntos del PBI financiado por el Banco Central.
Este año va a tener un déficit de 6 puntos del PBI también financiado por el Banco Central. Eso da que la inflación va a ser cerca del 50% o 60%. De hecho, la inflación del trimestre diciembre-febrero fue del 12 por ciento, una tasa muy alta que limita al máximo las pretensiones de Martín Guzmán, de terminar el año con una suba promedio de precios cerca del 30 por ciento. Para peor, se suma un problema: la nafta, que ya rompió la barrera de los 100$.
El precio de los combustibles líquidos subirá un 18 por ciento en forma escalonada hasta junio, razón por la cual lo manifestado por Guzmán fue una verdadera barbaridad, debido a que es simplemente imposible que ocurra que la inflación baje en el segundo semestre teniendo en cuenta el contexto en el que está sumida la sociedad argentina, con el agravante de la cantidad de dinero emitido.
¿Cuánto tiempo más el Gobierno nacional seguirá tomando por tontos a los ciudadanos?
Fuente:tucumandespierta.com
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