Una historia impactante que nos muestra la amistad entre un buzo y un pulpo hembra y la sensibilidad e inteligencia de estos increíbles animales.
El
nuevo documental de Netflix My Octopus Teacher es una conmovedora historia
sobre un buzo y cineasta que se gana la confianza de un pulpo hembra mientras
se va formando un fuerte vínculo entre los dos en el transcurso de un año. Las
visitas submarinas diarias que el buzo hace al animal son documentadas cada
día, y el resultado es una hermosa película que toca la relación de los humanos
con la naturaleza, los animales y el medio ambiente.
En un principio, Craig Foster grabó el material por su cuenta, pero después contó con la colaboración de Pippa Ehrlich, directora del documental, y varios camarógrafos e investigadores.
La sorprendente amistad, o podríamos decir amor, entre un hombre y una pulpo hembra protagoniza uno de los documentales de naturaleza más exitosos de los últimos tiempos.
El
documental sudafricano My Octopus Teacher ("Mi maestro el pulpo"),
dirigido por Pippa Ehrlich, es favorito para obtener el Oscar en su categoría
el próximo 25 de abril en Los Ángeles, luego de haber recibido el Bafta
británico hace unos días y muchos otros galardones de prestigio desde su estreno
en septiembre de 2020.
Durante
casi hora y media, se ve al realizador audiovisual y conservacionista Craig
Foster en sus inmersiones en el océano Atlántico frente a la costa oeste de
Sudáfrica.
Allí
bucea en un vasto bosque de algas y se relaciona con una pulpita con la que,
poco a poco, forja un vínculo único y conmovedor.
Craig Foster decidió sumergirse en las aguas del océano Atlántico a diario como un proceso de sanación. Foster, que explica ante la cámara que cayó en un proceso depresivo que le hizo alejarse de su carrera y su familia, pasó más de un año sumergiéndose en esas aguas sin faltar un solo día.
Cinco características fascinantes de los pulpos que muestra el documental
1. Sofisticación y astucia
Que los pulpos son unos de los seres más
inteligentes del mundo animal ha sido ampliamente reportado. Y en el documental
hay numerosos ejemplos que lo avalan.
Una de las escenas más memorables muestra
cómo la pulpita huye de un tiburón pijama. Es una persecución agotadora, y
cuando parece que ya todo está perdido, la pulpo se salva subiéndose al lomo
del escualo, el único sitio en que le resultaba imposible alcanzarla.
El tiburón pijama, que no ve pero tiene un
fino sentido del olfato, es el principal depredador de los pulpos comunes en
esta zona de Sudáfrica.
Foster también comparte la curiosidad que
le provocó un conjunto de conchas y piedras agrupadas como una especie de
montañita que vio en una de sus primeras inmersiones. Con el tiempo descubrió
que la pulpita las había juntado para ocultarse en su interior, y que se
trasladaba así, como si fuese el interior de una casa.
Son solo dos ejemplos de la creatividad con
que los pulpos engañan a los depredadores y a sus propias presas. Llevan
millones de años aprendiendo a ser ilocalizables. Pueden mimetizarse en color,
textura y patrones.
Sus células pigmentadas y sus músculos especializados se sincronizan para poder copiar patrones y texturas, y su cuerpo gelatinoso se adapta a las formas y es capaz de introducirse en cavidades a las que difícilmente pueden llegar los perseguidores.
Además, expelen una tinta que oscurece la
visibilidad de los atacantes y que tiene una sustancia que entorpece el olfato.
2. Memoria privilegiada
El acceso que Foster tiene a la pulpo es
sin duda sorprendente, y el vínculo que desarrolla con ella lo es aún más.
Foster filmó gran parte de sus
interacciones con la pulpita con una cámara que dejaba grabando mientras él
buceaba.
A lo largo del documental vemos no
solamente cómo el animal es capaz de resolver problemas de forma creativa, sino
que parece reconocer a Foster, con quien va adquiriendo cada vez más confianza.
La pulpita se le acerca y se deja acariciar por él. A ratos uno creería que lo
está esperando.
3. Soledad y orfandad
En el documental solo aparece la pulpita
con que Foster se relaciona.
"Al final nos cuenta una historia de
amor totalmente inusual", le dice a BBC Mundo la bióloga Leonor Solís.
No es raro. El buceador sudafricano nos
recuerda que los pulpos viven entre un año y 18 meses, apenas se relacionan con
otros octópodos, y se reproducen solo una vez en la vida.
En algunas especies, el macho muere justo
después de la cópula; en otras sobrevive, pero solo unos meses.
En cuanto a la hembra, una vez que pone sus
huevos, que son entre 40.000 y 200.000, los va colocando con cuidado en el
techo de la cavidad que elige para que se formen.
4. Multifacéticos
Los brazos de los pulpos tienen mucho que
ver con su mencionada inteligencia.
No en vano, tres quintos de las neuronas de
sus sistemas nerviosos están distribuidas en sus ocho extremidades, cada una de
las cuales tiene más de 200 ventosas contraladas por millones de receptores.
Es una estructura muy compleja y elaborada.
Los brazos de los pulpos pueden realizar distintas acciones al mismo tiempo.
Por ejemplo: cuando un pulpo se enfrenta a
un molusco que para defenderse cierra herméticamente su caparazón, las ventosas
hacen las veces de una especie de taladro con el que las perforan caparazones
de los moluscos y depositan un veneno que los ablanda y facilita su ingesta.
En el documental, Foster queda maravillado
al analizar los patrones geométricos que dejan los pulpos en las perforaciones
de los animales que les sirven de alimento.
"Una cosa muy interesante es que las
ventosas pueden simultáneamente sentir, oler y saborear", explica Leonor
Solís.
"Cada ventosa maneja un montón de
información al mismo tiempo, por eso los pulpos pueden hacer varias cosas a la
vez", prosigue.
"Con un brazo pueden estar explorando
algún recoveco mientras que con otro pueden estar rompiendo una concha de algún
molusco que se van a comer".
Las extremidades son también muy
versátiles, pueden servir como brazos o patas y, en el caso de los machos, el
tercer brazo se convierte en pene a la hora de aparearse. Terminada la cópula,
la extremidad se desprende.
Además, los brazos se regeneran. Lo vemos
en el documental después del choque de la protagonista con un tiburón pijama
que le arranca uno de ellos.
5. Todo corazón
Otra curiosidad de los pulpos es que tienen
tres corazones: uno que bombea sangre a todos los órganos, conocido como
corazón sistémico, y dos que bombean a las branquias, por donde respiran. El trío es esencial para que el pulpo pueda
desarrollar su actividad física y de supervivencia.
Sin ser príncipes o princesas, en su
interior corre sangre azul. Esto es
gracias a una proteína que se llama hemocianina (en lugar de la hemoglobina,
responsable del oxígeno) y que le da a la sangre el color azulado por su
composición a base de cobre.
La hemocianina es menos eficiente que la
hemoglobina como transportadora de oxígeno y los tres corazones ayudan a
compensar esto al bombear sangre a mayor presión alrededor del cuerpo.
El corazón sistémico está inactivo cuando
el pulpo nada, por lo que es más propenso a cansarse y a veces prefiere avanzar
apoyándose en sus brazos.
Aunque la función de estos tres corazones
sea meramente fisiológica, resulta un detalle evocador en un documental que,
como sostiene Leonor Solís, no deja de ser "una inusual historia de
amor".
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Fuentes:
https://igualdadanimal.mx/blog/mi-maestro-el-pulpo-el-documental-de-netflix-que-tienes-que-ver/
https://www.southafrica.net/ar/es/travel
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