Vidas y andanzas de la Reforma. Con ese título, en 1936, la revista cordobesa “Flecha”, creada y dirigida por Deodoro Roca, trataba un balance de los éxitos conseguidos por el movimiento estudiantil argentino. Lejos de una mirada complaciente de un pasado siempre mejor, proponía una consideración de la Reforma como punto de partida de una transformación política y social aún inconclusa, renovada tanto en sus horizontes como en los obstáculos que la flanqueaban.
Por ello,
los textos reunidos en este artículo buscan interpelar y alertar contra visiones
inmóviles y acríticas sobre el reformismo; por el contrario, se interesan por
vitalidades y derroteros de una tradición político-intelectual en constante
disputa.
La
Universidad de Tucumán nació, de algún modo, ya reformada, como advierte con
acierto el historiador Roberto Pucci. En efecto, al fundamentar en 1909 el
proyecto de creación de la casa, Juan B. Terán –su fundador y primer rector–
afirmaba el carácter práctico, arraigado al medio, moderno y democrático de la
universidad que proyectaba: “La raigambre de la nueva Universidad estará
internada en la tierra fuerte y viva de las necesidades prácticas”, “es
tendencia moderna de la Universidad constituirse en un hogar de investigaciones
experimentales y positivas”, “se ha democratizado su función y tendido a ser
instrumento de progreso económico”.
Juan B. Terán |
Se trata,
para Terán, de una “universidad técnica, que nace al amparo de la vida
industrial de una región”. En tal sentido, difiere de universidades como las de
Córdoba o Buenos Aires (“exclusivamente doctorales y de enseñanzas abstractas”)
y tiene su filiación en la de La Plata (“una de las obras más hermosas del
espíritu argentino”).
Concebida
así como un organismo directamente vinculado con la realidad y las necesidades
económicas del medio y de la región, desde su inauguración en 1914 y durante
los primeros años de funcionamiento, la Universidad de Tucumán ofrece carreras
centralmente técnicas (ingenierías industriales y químicas, matemáticas y
farmacia), implementa un programa de extensión universitaria que incluía un
plan de publicaciones referidas a la historia regional, boletines de extensión
agrícola destinados a agricultores y boletines de extensión popular (dedicados
al público en general y que abarcaban sobre todo temas de salud e higiene).
Promueve además escuelas de perfeccionamiento para obreros, entre otros cursos
abiertos a la comunidad.
Acaecida
la Reforma a poco de creada la institución, ésta pondría en marcha varios
requerimientos reformistas, como la incorporación en 1919 de un delegado de la
Federación Universitaria en el Consejo Directivo, la implementación de
concursos para la provisión de cargos docentes, la participación de estudiantes
y egresados en la Asamblea Universitaria, la incorporación de dos delegados de
la Federación Universitaria en las deliberaciones del Consejo Superior. La misma
nacionalización de la casa de estudios –proclamada en 1921, aunque sólo lustros
después se tornaría efectiva– formaba parte de los reclamos de la Reforma.
Sin
embargo, un aspecto –el porcentaje asignado a los representantes de estudiantes
y egresados– es considerado excesivo por Juan B. Terán y el grupo fundador, por
cuanto ambos estamentos igualarían en su participación a los representantes
docentes. Ello genera una brecha entre el rector y los estudiantes, quienes en
1929 toman simbólicamente las instalaciones y piden la renuncia del rector y de
todo el Consejo. Terán presenta su renuncia y se aleja definitivamente de la
institución.
Huelga Estudiantil 1917 |
Lo sucede
Julio Prebisch, rector entre 1929 y 1933, y entre 1937 y 1940. En el discurso
de asunción de 1929 Prebisch alude a la “divergencia espiritual” y a la
“disparidad de orientaciones” que lo separan de Terán, cuya obra no obstante
declara admirar. Se define allí como un representante de la Reforma y como “un
hombre venido de la calle y ungido por la voluntad estudiantil de esta
institución”. “Quiero haceros recordar que vengo a la Universidad venciendo la
decidida resistencia de casi la totalidad de sus profesores que ven en mi
llegada –con razón y con dolor– la oficialización de propósitos reformistas”,
afirma. A continuación esboza un verdadero elogio de la juventud en tanto única
esperanza de transformación hacia una “vida más digna”. Legitima así al sector
que lo había apoyado:
Julio Prebisch |
Paréceme,
pues, una grave ceguera censurar a la juventud por su rebeldía,
por la
inquietud de su espíritu, por su descontento y aún por la vaga
y a
veces inasible expresión de sus ideales.
Ahí
están las fuentes de todo progreso, la levadura de toda perfección,
el
motivo de los más altos heroísmos y el origen de toda solidaridad.
Quien
no ha sentido nunca el conflicto interior entre
sus
ideales no logrados y la realidad que lo circunda;
el que
no sueña con una vida más digna que la que sus ojos contemplan;
el que
envilece el corazón de los jóvenes con el ánimo apocado de la derrota
preconcebida
comete
el delito más grande que puede un hombre cometer contra las generaciones
venideras.
Pese a las
circunstancias que lo separan de su antecesor, Prebisch no difiere con la idea
fundacional de Terán e incluso profundiza ciertos aspectos de esa impronta,
como la fuerte orientación hacia el desarrollo regional. Una carta enviada en
1938 a Ernesto Padilla –que permanece inédita– revela los términos en que
Prebisch valora y defiende esas ideas con que nació la universidad tucumana, y
da cuenta, al mismo tiempo –y quizá paradójicamente– de las tensiones que lo
vinculan al grupo fundador, del que Padilla forma parte. La carta está motivada
en el afán de disuadir al destinatario del apoyo brindado a la creación de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, iniciativa que Prebisch creía
inoportuna por cuanto privilegiaba “creaciones de tanta necesidad social” como
un Instituto de Medicina Regional y una Facultad de Bioquímica.
Es
carne de mi carne ya la idea y guía sustancial de mis pensamientos
y de
mis actos que la Universidad de Tucumán no debe apartarse de la ruta
que
Uds. sus creadores le señalaron con viril penetración.
Estoy
contra Ud. en esto porque estoy con Ud. porque yo no creo
que a
la Universidad le haya llegado la hora de “tomar otros rumbos”, “de cambiar”.
Le ha
llegado la hora de ser de una vez y plenamente como Uds. la concibieron.
Muchas
son las jornadas que he cumplido en la lucha.
En su
transcurrir ha ido brotando en mí una admiración cada vez más creciente
por el
Dr. Juan B. Terán y pienso –mi querido e ilustre amigo– que él
acabará
encontrándose a sí mismo, de lograrse a sí mismo por entero
cuando
la Universidad de Tucumán logre ser con cabal autenticidad como él la soñó.
Por
Soledad Martínez Zuccardi
Fuentes:
-Bravo, María Celia y Daniel Campi, “Juan B. Terán, Julio Prebisch y los primeros 25 años de la UNT”, 50 años de la Facultad de Ciencias Económicas 1947-1997, Tucumán, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Tucumán/Magna, 1998.
-Bravo, María Celia y Yolanda Vaca, “Reforma, región y el concepto de universidad integral durante los rectorados de Julio Prebisch”, Actas del Primer Congreso sobre la Historia de la Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 2006.
-Carta de
Julio Prebisch a Ernesto Padilla, Tucumán, 6 de abril de 1938. Archivo Coviello
(inédito). Por gentileza de Alfredo Coviello (h).
-Prebisch,
Julio, “Discurso al asumir el primer rectorado de la UNT (1929)”, Julio S.
Prebisch. Homenaje de la Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Universidad
Nacional de Tucumán, 1966.
-Pucci,
Roberto, Pasado y presente de la Universidad de Tucumán. Reforma, dictaduras y
populismo neoliberal, Buenos Aires, Lumiere, 2012.
-Terán, Juan B., “Origen de la nueva Universidad” [1909], Una nueva Universidad, Imprenta Prebisch y Violetto, Tucumán, s/d.
Compiladores:
María
Victoria Núñez. Profesora y Licenciada en Historia por la UNC, integrante del
Programa Historia y Antropología de la Cultura (IDACOR / CONICET-UNC) y docente
adscripta en la cátedra de Historia Argentina I (Escuela de Historia-UNC).
Ezequiel
Grisendi. Profesor Regular del Departamento de Antropología (FFyH-UNC) e
integrante del Programa Historia y Antropología de la Cultura (IDACOR-CONICET).
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